19 septiembre 2010

Porfirio Muñoz Ledo: "El Alma y el Grito"

Este es el aniversario mayor de la República: el grito de Dolores. Manifestación de la entraña, como en un parto: la voluntad de ser que se define en tanto angustia y promesa. No conozco ningún pueblo que así se afirme, como si todos fuésemos uno y el mismo o como si ese conjuro bicentenario nos transformara en nación.

Es un acto de rebeldía radical a la par que de impotencia heredada. Es una negación del coloniaje y, por tanto, el estallido de la rabia acumulada y la erupción de nuestra valía compartida. No es todavía la independencia jurídica ni la fundación de un Estado, pero encierra el diseño del país que aquellos adelantados pretendían construir.

Conmemoramos un ciclo histórico y un hecho fundacional. El periodo se inicia en 1808: la convocatoria del estamento criollo de la Nueva España cuando la captura del monarca por las tropas napoleónicas. Primo de Verdad y sus compañeros del Ayuntamiento de la Ciudad de México reclaman la asunción de la soberanía por las comunidades electas. Disuelto el empeño democrático, la conspiración se traslada a Querétaro y brota más tarde en Dolores, con la fuerza de las corrientes subterráneas. La aparición amotinada de la naturaleza pluriétnica y multicultural de la sociedad. Aquello no fue propiamente un ejército, sino una sucesión de levantamientos populares.

Hidalgo, decía Alfonso Reyes, fue como los adalides griegos: libro, arado y espada. Transitó de la inconformidad intelectual a la rebeldía social y a la sublevación armada. Se transmutó en caudillo: más incendiaba a la gente, más crecía su liderazgo. Este perdura, a despecho de los reaccionarios que han convertido en credo hipócrita los inmundos epítetos de la Inquisición.

Todas las guerras son sangrientas. Se distinguen por las causas que sostienen. Esa es la única moral posible de la historia. La de 1810 fue una hazaña libertaria inconclusa. Sus ejes ideológicos: igualdad entre los hombres y autodeterminación de los pueblos. Cuando algunos se arrogan el derecho de dominar a otros, el concepto de humanidad se corrompe y desintegra en cadena.

Todas las naciones invocan un sueño original. El nuestro se resume en la redención de los oprimidos, la moderación de los poderosos, el combate a los abusivos, el imperio de las leyes y la creación de un espacio propio en el mundo para desarrollarnos en la medida de nuestra imaginación, determinación y grandeza.

El ciclo se completa con la reciedumbre de Morelos. Los Sentimientos de la Nación, el Congreso del Anáhuac y la Constitución de Apatzingán son la trilogía épica de nuestra historia. La conquista no genera derechos, el objetivo del Estado es la igualdad, el presidencialismo es la magnificación del caciquismo y la educación debe ser promovida por el gobierno con todo su poder.

La identidad mexicana debiera ser resultante de esos postulados, de modo alguno la caricatura de nuestros rasgos externos por la propaganda oficial. No hay futuro compartido en la abdicación del mandato insurgente para integrar una patria equitativa y dueña de sus decisiones. Las últimas tres décadas engavillan un compendio de traiciones al proyecto esencial de la nación.

Mandatarios enclenques cedieron atributos soberanos ante el chantaje de la nueva metrópoli y gobiernos corruptos hasta la médula prostituyeron las instituciones republicanas. La rendición del interés nacional a un proyecto de acumulación global. Por esa vía perversa, el grito de independencia fue estrangulado. Como en 1810, la vía de salvación exige decisiones patrióticas insobornables.

El camino de la derrota está pavimentado por los fragmentos inconexos de ambiciones minúsculas. Una mayoría legislativa estancada que se inclina ante un Ejecutivo dudoso, por no llamarlo espurio, y mal intencionado. Un sistema representativo que no acaba de encarnar el consenso nacional. Una clase política incapaz de corregir un ápice el rumbo catastrófico de la historia reciente. Impotentes confesos y víctimas de la insoportable levedad del ser.

La patria no es reparto de botines: la piñata del antiguo régimen que sació la codicia de los audaces. Es un proyecto de reconstrucción nacional: forjado en la congruencia y animado por la grandeza. Tiene nombre y destinatario: la refundación de la República.

Una generación entera de mexicanos se ha despeñado en la dolosa negación de los ideales de independencia que pretendemos celebrar. Ha sido condenada a la subordinación, el exilio, la exclusión, la criminalidad, la injusticia, la ignorancia y la indigencia clandestina de la informalidad. Sombras humanas que se desvanecen en la abolición implacable de su dignidad.

Debiéramos arrancarnos toda máscara: ¿cuál sería hoy nuestro servicio verídico a la causa de quienes nos entregaron una nación libre? El sacrificio, en sentido esencial. Renuncia a las migajas esparcidas por un pluralismo infecundo. Compromiso mayor con el cambio histórico y la regeneración nacional.

Incapaces de concertar en este Congreso una sola reforma sustantiva o apuntar un rumbo nuevo para el país, aceptemos el agotamiento de un sistema político precario, maniatado por los poderes reales que secuestraron su autoridad y decretaron la decadencia colectiva.

Convoquemos a la insurgencia cívica. Impulsemos resueltamente un proceso constituyente.
La Nueva República, la cuarta de la historia, es la única misión consecuente con los fastos heroicos que celebramos, con el grito de nuestros insomnios y con la esperanza de nuestros amaneceres. Que así sea, por la pervivencia de México.

29 agosto 2010

René Delgado: ¿Quién sigue?

La expresión es tan cierta como terrible: la gente ya no se pregunta ¿qué sigue?, sino ¿quién sigue?

El giro de la interrogante es comprensible. La barbarie criminal no tiene límite y avanza a ritmo de marcha. La violencia se ha desbordado, ha cambiado sus objetivos y ha intensificado su grado y medida así como su carácter. El gobierno emite el correspondiente pésame del día como si fuera el reporte del clima e, increíblemente, sostiene el discurso de que aquélla se recrudece porque el crimen está acorralado... pero la creciente cifra del ejecutómetro da escalofrío.

La respuesta a ¿qué sigue?, es obvia: la militarización de la vida civil y la barbarie bruta condecorada por la impunidad. La respuesta a ¿quién sigue?, es la incertidumbre. Salvo un golpe de suerte que llevara a la captura o la muerte de Joaquín "El Chapo" Guzmán y creara una circunstancia distinta, el destino del sexenio es la condena a sostener una guerra perdida y a tratar de entregar la administración aunque el país se le haya ido ya de las manos.

Ni caso tiene insistir en la crítica a la estrategia, el fracaso no tiene ya vuelta de hoja. Se quiere, ahora, compartir y repartir la derrota pidiendo opiniones como si se fueran a tomar en cuenta y se quiere simular el ajuste a partir de algunas acciones -combate al "lavado" de dinero- que, desde hace años, debieron tomarse en cuenta y se quiere hacer creer que la supuesta nueva estrategia no exige el cambio de estrategas. Los que fallaron pueden fallar de nuevo, su jefe los respalda como si hubieran hecho muy bien las cosas. ¿De quién es la culpa, quién es el responsable? De nadie o de todos, casi responden a coro.

Tanta es la indiferencia oficial al reclamo de que si no pueden, renuncien que, por el tiempo transcurrido sin atender la exigencia, hoy quien tendría que poner la renuncia sobre la mesa sería el propio presidente de la República. Pero como la sola mención de la idea escuece a "las buenas conciencias", a la ciudadanía no le resta más que asumir un hecho: el sexenio ha concluido, pero es menester esperar dos años en la incertidumbre para ver si la próxima administración puede hacer algo frente a la ruina de la República.
Y, entonces, como ya se sabe qué sigue, se pregunta: ¿quién sigue?
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La descalificación de quienes desde hace tiempo advertían que seguir por la ruta sexenal de la crisis económica o política, a la postre, llevaría a una crisis de crisis, hoy ya es insostenible: se vive ese momento.
La política y la economía no funcionan, crece el malestar social y, lo peor, el crimen trae encañonada a la República, obligándola a caminar de espaldas contra la pared. Eso no es vida. Lo grave, sin embargo, no es la barbarie ni la impunidad criminal, sino la incapacidad de la clase dirigente para tomar cabal conciencia de la circunstancia. Duele su indolencia y desespera su incapacidad.
A diferencia de otros sexenios que, desde la mentira, construían una ilusión, esta vez ni eso hubo. Desde su arranque fue una pesadilla. Por la razón o sinrazón que se quiera: esta administración arrancó mal y empeoró. Un año se fue en tratar de sostenerse, otro en emprender una reforma petrolera mal hecha, uno más en atemperar el golpe a la economía y la salud, y ahora la agenda corre por cuenta del crimen. Ni el engaño de la ilusión tuvo oportunidad.
Sobra la crítica a lo que no existe o esperar el informe de lo que no se pudo. La administración ya no se constituyó en gobierno. Por eso, el reclamo ciudadano debe reenfocar su batería sobre quienes, desde ahora, ya se ven redecorando Los Pinos y se miran en el espejo del televisor o la plaza pública como si aparecieran con la banda tricolor terciada al pecho.
Ahí es donde hay que apretar, desde ahora.
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La precipitación del juego sucesorio sólo tiene sentido si cumple con dos requisitos: uno, asegurar que, al debilitamiento del Estado de Derecho, no siga la vulneración de la democracia y, entonces, garantizar la elección del 2012; y, dos, reconstruir el entramado político y jurídico para que quien llegue a Los Pinos, quien quiera que sea, esté revestido de legalidad y legitimidad y tenga posibilidad de encabezar un gobierno.
Qué más da la cuidada imagen de Enrique Peña, los pasos de gato de Manlio Fabio Beltrones en la cornisa, la vanidad disfrazada de Andrés Manuel López Obrador, el esfuerzo de Marcelo Ebrard por proyectarse más allá de la capital, el anhelo escondido de Juan Ramón de la Fuente o el desfile de los enanitos albiazules. Qué más da eso si, ahora, cuando el desastre los convoca, rehúyen la posibilidad de sentarse para acordar entre ellos y sus partidos las condiciones básicas de competencia electoral y las decisiones políticas necesarias para darle margen de gobierno a quien herede la ruina de Los Pinos.
Acelerar la sucesión sin esa doble consideración es repetir la fórmula conocida para producir administraciones sin capacidad de gobierno e invitar a la ciudadanía a no contener más la rabia contra ese destino.
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Un sexenio tras otro, desde Gustavo Díaz Ordaz hasta Felipe Calderón, la ciudadanía ha visto un continuo desfile de crisis sexenales que arrancan ofreciendo estabilidad, el liderazgo del tercer mundo, la administración de la abundancia, el saneamiento de las finanzas públicas, el pase automático al primer mundo, la reestructura económica, la alternancia o el decálogo de la transformación y terminan recogiendo muertos, amarrándose a la silla, reconociendo problemas de caja, negando fraudes electorales, ignorando deudas políticas y, ahora, combinando todo ello: una crisis de crisis.
Evidentemente la administración calderonista no va a hacer en dos años lo que no pudo en cuatro y, entonces, es ahora cuando es preciso construir lo que se necesita, en vez de prometer el paraíso sin enganche.
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Si Enrique Peña, Manlio Fabio Beltrones, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente y los ponis albiazules quieren ver quién de ellos ocupa Los Pinos, deben empezar su campaña, pero no en el estilo acostumbrado: exhibiéndose sin compromiso, repitiendo la tonadilla aquélla de ya verán cuando yo sea, que tan bien dominan.
Esta vez no se trata, a su modo y estilo, de cuidar la imagen y nadar de muertito. Se trata de reconocer la descomposición del régimen y la degradación de la política para acordar básicos en torno al próximo concurso y al próximo gobierno. Se trata de reponer la esperanza a la ciudadanía que vive a la intemperie una guerra fallida, no puede más con la rabia contenida y se pregunta: ¿quién sigue?

24 agosto 2010

Carlos Ramírez: Ebrard tiene miedo al infierno.

El conflicto de Marcelo Ebrard con el cardenal Juan Sandoval Íñiguez escaló el escenario político:

1.- Como lo recordó el investigador Raúl Trejo Delarbre en su columna en el sitio HYPERLINK “http://www.ejecentral.com.mx” http://www.ejecentral.com.mx, Ebrard difamó a intelectuales en el 2006 de la misma forma que dice que el cardenal lo ofendió. Ante una carta de intelectuales señalando que no había evidencias de fraude en las elecciones presidenciales de julio, Ebrard afirmó: “Deben abrir los ojos y cerrar las carteras”. Es decir, los acusó de estar maiceados. Y nunca se disculpó de la ofensa. La declaración la hizo cuando estaba al frente del plantón ordenado por López Obrador para exigir el recuento de votos. Lo grave de esa actitud hipócrita fue que López Obrador perdió las elecciones en la misma elección que Ebrard la ganó en el DF en una elección de Estado operada por el entonces jefe de gobierno, Alejandro Encinas.

2.- Temeroso de irse al infierno por la excomunión, Ebrard decidió violar el Estado laico: Anunció que pedirá una audiencia con el Papa Benedicto XVI para “explicarle” las decisiones e inclusive dejó en claro que se iba a acoger al derecho canónico. Es decir, el laico Ebrard iría a Roma a pedir perdón, a someterse a leyes extranjeras y a postrarse ante un gobierno extranjero porque la Iglesia Católica es el Estado Vaticano. Nunca un político laico mexicano había aceptado la vigencia del derecho canónico. Cuando Benito Juárez emitió las Leyes de Reforma y desató la ira de la Iglesia, en ningún momento pasó por su mente ir a Roma a “explicar” sus decisiones ni a suplicar por el perdón como hoy lo quiere hacer Ebrard. La única razón que tiene Ebrard es que la excomunión no le da derecho de ir al cielo.

3.- Lo grave de todo es que el derecho canónico es muy claro y señala la excomunión automática de quienes atenten contra las prácticas religiosas. Como siempre, Ebrard lanza sus declaraciones engañabobos: Al invocar el código canónico ignora que este documento es claro al definir el matrimonio entre hombre y mujer y condenar el aborto. Por tanto, Ebrard se metió en problemas al acreditar el código canónico que echaría abajo sus reformas y obligaría a regresar a la tradición familiar. Con tal de evitar el infierno y ganar el cielo, Ebrard cedería ante la Iglesia. El artículo 1398 del código canónico establece la excomunión a “quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae (dado pena)”. Y el artículo 1055 aclara que “la alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida (…), fue elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados”.

4.- Ebrard se olvida de los tiempos en que sirvió de enlace de Carls Salinas y Manuel Camacho con la Iglesia Católica. Inclusive uno de los personajeso mexicanos más cercanos a la Iglesia y amigo personal del Papa Juan Pablo II, Javier García Ávila, fue secretario de Camacho. El objetivo era aliarse a la Iglesia Católica --que entonces también condenaba el aborto y la agenda gay-- para la base política de la candidatura de Camacho a la Presidencia de la República.

5.- Si se cumple la ley en el Tribunal Superior de Justicia del DF que está sometido a los caprichos de Ebrard, entonces se debe acatar el artículo 1916 bis del Código Civil en materia de daño moral en sus tres niveles: “‘No está obligado a la reparación del daño moral quien ejerza sus derechos de opinión, crítica, expresión e información”; “en todo caso, quien demande la reparación del daño moral (…) deberá acreditar plenamente la ilicitud de la conducta del demandado y el daño que directamente le hubiere causado la conducta”; y “tampoco se considerarán ofensivas las opiniones desfavorables realizadas en cumplimiento de un deber o ejerciendo un derecho cuando el modo de proceder o la falta de reserva no tenga el propósito ofensivo”.

6.- Por lo demás, luego de poner su demanda, Ebrard calificó al cardenal Sandoval Íñiguez de mentiroso, un adjetivo que puede tipificarse como daño moral. Sólo que el cardenal lo castigó con el látigo de su desprecio.

7.- Al final de cuentas, lo que Ebrard quiere eludir es la falta de un consenso mayoritario a favor de la agenda sexual del PRD avalada por el PAN, pero sin contar con la mayoría nacional. Así, Ebrard ha llevado a defender un derecho pero sacrificando otro.

8.- Más que una nueva guerra cristera, Ebrard, como personaje de Graham Green, quedó atrapado entre El poder y la gloria.

08 agosto 2010

Porfirio Muñoz Ledo: "La danza Macabra"

El Ejecutivo parece decidido a confirmar una célebre frase de los surrealistas: “el pensamiento nace en la boca”. Cada declaración se contradice con la anterior y ninguna es fruto de una reflexión serena. En tres días del seminario “Diálogo por la seguridad” transitó de una insólita apertura a las críticas que le formularon a una reafirmación mecánica de las estrategias fracasadas, para rematar en una andanada elemental contra “los políticos” que resisten a embarcarse en una aventura cuya fragilidad él mismo reconoce.

Sorprendió su afirmación del primer día: “el debate sobre la regulación de las drogas es medular y debe darse en la pluralidad democrática”. Admitió las fallas de la comunicación oficial: “no hemos sabido explicar qué estamos haciendo y por qué lo estamos haciendo”. Reconoció que “no se han generado los resultados deseables” y aceptó argumentos sobre la urgencia de estructurar una “plan B”, la equiparación a la legislación estadounidense sobre la legalización de la mariguana y el acento en el control de las operaciones financieras.

El segundo día reaccionó con virulencia a los juicios que le espetaron: “se está actuando en un vacío jurídico, muy peligroso para el país” y “apresuró usted la guerra sin un análisis y diagnóstico certeros para que ésta no nos atrapara”. Mauricio Merino lo llamó a proceder con “honestidad de Estado, para sacar este tema de la pelea electoral”. Acto seguido, Calderón comenzó a acantonarse en el rito auto defensivo: “cuando la gente es víctima de la violencia, créame que no hay mucho tiempo para la reflexión y el análisis”.

Al tercer día resucitó, con el concurso de la Iglesia, después de que un obispo lo había censurado severamente. Confundió a la sociedad civil con los clérigos y los invitó a “denunciar los vínculos de gobernadores, alcaldes y jueces con el crimen” ¿a violar el secreto de confesión? La cereza sobre la promiscuidad: se dijo interesado en “reclutar en la Policía Federal a los integrantes de las iglesias”, porque son “gente con valores trascendentales”. Cristeros uniformados: un himno a la laicidad de la República.

Desde el refugio de la curia, apostrofó contra los partidos que han “ignorado sus llamados para construir una política nacional sobre seguridad”, cuando no ofrece alternativas. En olvido además de que encabeza un gobierno de ridícula minoría, a partir de que estallaron sus complicidades con el PRI. Se indigna porque su iniciativa de reforma política no prospera en el Congreso cuando nunca intentó consensuarla. Otra vez la cantaleta foxista: “quítale el freno al cambio”.

En el trasfondo: una realidad cada día más despiadada. Conciencia universal de una derrota del gobierno en todos los órdenes. Estudios irrefutables que revelan “hoyos negros” en las diversas esferas del problema: fortalecimiento de las instituciones de seguridad, disminución del consumo de drogas, desarticulación de las organizaciones criminales y reducción de la mortandad mediante la recuperación de los espacios públicos y el ejercicio de la soberanía sobre el territorio.
El procurador asienta que “la violencia sigue creciendo” y acepta que “la lucha entre el Estado y las organizaciones criminales generó una contra reacción hacia la autoridad”. Reconoce que el aumento de la criminalidad no es un fenómeno social, sino que proviene de las políticas públicas adoptadas. Ignora no obstante los lazos de corrupción determinantes entre los más altos niveles de la política y el negocio de la droga.

Los decomisos de armas y vehículos y la detención o muerte de los capos no han disminuido los asesinatos y el número de usuarios ha crecido en un millón de personas en seis años. El recuento de los muertos publicitado por el Cisen asciende a 28 mil. En proyección, tendríamos que sufrir 12 mil más en los que resta de la administración. Una danza macabra que el país no absorbería. ¿Hasta cuando dejaremos que abusen de nuestra paciencia?

René Delgado: "Fe... pero no ciega"


En el combate al narco, el riesgo se convirtió en peligro. No podía ser de otro modo. Emprender esa guerra -como se advirtió oportunamente- sin el diagnóstico correcto ni la consecuente estrategia requerida ha escalado la violencia criminal a su expresión terrorista.
Sin margen de maniobra dada la crisis política en que asumió la Presidencia de la República, Felipe Calderón encontró en el narcotráfico una batalla que era necesario librar -en eso no hay duda- y una oportunidad para legitimarse en el poder. Sin embargo, él o su equipo falló en el diagnóstico y, por ende, en el remedio. El mismo mandatario asume, sin decirlo, el error de cálculo cuando recurre a la metáfora del enfermo con cáncer que hizo metástasis. Así, se legitimó el mandatario pero, en el ejercicio, terminó por deslegitimar el combate y, ahora, esa deslegitimación amenaza con arrastrarlo.Ahora, por fortuna, el mandatario reconsidera aquel diagnóstico, aquella estrategia y muestra disposición a escuchar y rectificar. No es para menos, el derrame de la violencia criminal sobre la sociedad lo coloca de más en más en un serio predicamento. Hay que darle la bienvenida a esa nueva actitud, pero no por el gesto extender de nuevo un cheque en blanco. No practicar una fe ciega si el gobierno no manda señales claras y emprende acciones concretas, relacionadas y no con la lucha contra el crimen, que sustancien el propósito de reconstruir el Estado de derecho y de reconducir la democracia por el sendero de su consolidación. Tardía pero afortunadamente, el gobierno repara en lo hecho y -sin aceptarlo ni asumirlo en su justa dimensión- reconoce el tamaño del fracaso en el combate al narcotráfico.
El eje del nuevo discurso presidencial tiene expresión en tres vertientes. Uno, no se trata de una guerra contra el narcotráfico, sino de una lucha contra el crimen. Dos, no se trata de una causa u obsesión presidencial, sino de una política de Estado. Tres, no se trata de dar marcha atrás en el combate pero sí de ajustarlo para involucrar sin arrastrar al conjunto de la sociedad en él.Ahí se explica la convocatoria al "Diálogo por la Seguridad" que, aun en su limitación, busca abarcar al mosaico de la sociedad. A casi cuatro años de haber echado andar una maquinaria bélica que, hoy, no es fácil someter a control y que por momentos amenaza la propia viabilidad del gobierno, se convoca y se escucha a voces y sectores, cuyo parecer se desconsideró. Es plausible la nueva actitud presidencial, pero ello no debe conducir a mirar con asombro cuanto ocurre porque, en el fondo, el incremento de la violencia y la actividad criminal son consecuencia de lo que se vino haciendo.
El ataque exclusivo al tráfico de drogas llevaría a la diversificación de la actividad criminal: el asedio a esa sola parte de la industria criminal llevaría a la búsqueda y la disputa del mercado interno así como a la expansión de la actividad criminal a otros campos: extorsión, secuestro, derecho de piso. El hostigamiento policial-militar no inteligente de los grupos de narcotraficantes llevaría a éstos a trasladar el enfrentamiento entre sí y con las fuerzas institucionales a la sociedad para encarecerle el costo político al gobierno. La capacidad logística y de fuego de las Fuerzas Armadas y policiales quedaría rebasada por las bandas criminales, dada la estructura y vocación del Ejército y dada la corrupción de los cuerpos policiales. El uso del combate al crimen como ariete político-electoral diluiría la confianza, la coordinación y la colaboración entre los gobiernos de distinto signo político y le restaría legitimidad a esa guerra. El centrar la estrategia exclusivamente en el frente policial-militar de ese combate sin atacar el frente financiero ni atender el flanco diplomático con Estados Unidos y el flanco social -empleo, salud y educación- le restaría integralidad a la estrategia, predestinándola a su fracaso y llevando al gobierno al callejón donde se encuentra.Eso se sabía, eso se advirtió y eso está ocurriendo. Por todo eso, es importante lo que el presidente de la República está haciendo. De la rectificación que plantea depende su destino, el del gobierno y, quizá, el de la República.
De ahí que, sin olvidar lo ocurrido, sea meritorio sentarse unos días a escuchar lo que se dejó de oír. Pero no basta esa liturgia, ahora -después de escuchar- es preciso conocer la conclusión a la que llega el mandatario y advertir, en los hechos, acciones concretas y precisas que sustantiven su nueva actitud. Si, ahora, la lucha contra el crimen tendrá un carácter integral que considere a la sociedad, se requiere del nuevo diagnóstico para, entonces y hasta se pueda, conocer la estrategia. No se quiere, desde luego, que el mandatario revele en el Auditorio Nacional lineamientos de seguridad nacional, pero sí contar con el protocolo de la nueva conducta gubernamental cuando menos en materia de coordinación, colaboración y comunicación en esa lucha.Se requiere de eso, así como de acciones de gobierno concretas y precisas en la dirección en la que presumiblemente señala el presidente de la República. No se trata de acciones en el exclusivo ámbito de la lucha contra el crimen, sino de aquellos otros ámbitos relacionados también con el Estado de derecho donde el gobierno ha mandado señales de indiferencia, desinterés o, peor aún, de desapego. El hostigamiento al IFAI, la descalificación de la CNDH, el agravio cometido en la Cofetel con el nombramiento de Mony de Swaan, la marcha atrás en los lineamientos para combatir el sobrepeso y la obesidad en los escolares... acciones y rectificaciones que pondrían sólidos tabiques de credibilidad a la nueva política de Estado a la que el gobierno convoca. La administración calderonista ha sido prolija en el postulado de buenos deseos, no en acciones y realizaciones en favor de la consolidación de la democracia y el fortalecimiento del Estado de derecho.
Qué bueno que, ahora, el mandatario reconsidere eso pero, para avanzar en el sendero de las realizaciones, se requiere de señales claras y acciones precisas. Reformular pactos y acuerdos más de una vez establecidos exige el respaldo de actos.Suena bien la nueva actitud presidencial. Convocó a dialogar y aceptó escuchar. Jugó una carta más en la difícil circunstancia que su administración afronta. Venga el diagnóstico, la señal y las acciones para creer que, en verdad, se quiere caminar por un mejor y más seguro sendero.

27 julio 2010

AMLO perdió la razón / Ricardo Alemán

AMLO perdió la razón

» El predicador y “los besos al prójimo” » Que Diego está libre, ¿será?
Ni ironía, ni falta de respeto a los creyentes del apóstol que hoy es AMLO. Pero luego de asistir al mitin –“asamblea”– del pasado domingo, de escuchar su discurso, leerlo y releerlo, no podemos más que concluir que López Obrador perdió la razón. Y es que si intentamos una pizca de seriedad, nadie sensato puede dar crédito a un discurso mesiánico, incongruente, simplista y mentiroso –de verdades a medias, mentiras completas– que deja ver no a un político de izquierda, tampoco a un estadista y menos a un aspirante al poder. No, en el Zócalo vimos al político resentido por la derrota de 2006 y al mesías que propone cambiar México mediante “el amor, la felicidad, la dicha y los besos al prójimo”. ¿Alguien puede tomar en serio ese discurso? Para empezar, ofende el costoso acarreo de personas de todo el país. ¿Cuánto costó el mitin?, ¿quién pagó la “asamblea”? Nadie dice nada. ¿Ésa es la honestidad de AMLO? ¿Qué no la izquierda mexicana criticó por décadas el acarreo de personas por parte del PRI? Igual de ofensivo fue el “asambleísmo” en donde, al estilo de Luis IV –el poder soy yo–, AMLO es el único que ordena, decide, dicta y el que somete a votación sus deseos personalísimos. “¿Verdad que sí están de acuerdo?”, ordena. Y, mansa, la multitud confirma: “¡Sí...!”. ¿Ésa es la democracia de AMLO? Ofende que preparó la “asamblea” frente al palacio del GDF, para decirle a Marcelo Ebrard que no se haga bolas; que el único candidato de la izquierda es AMLO. A su estilo mandó al diablo a toda la izquierda y los acuerdos de unidad. El “Mesías Tropical” ya es el candidato presidencial y será el presidente. ¿Alguien puede tomar en serio a un político como ése? Dice en su discurso que un grupo de 30 potentados son responsables de la actual “tragedia nacional”. ¿En serio ése es el origen de la tragedia del país? ¿Y los políticos, y el PRI, el PAN y el PRD; partidos familiares como el PT, Panal, Convergencia? ¿Y los malos gobiernos...? ¿Quién financia la política de AMLO si no la corrupción? Y, claro, de eso no habla nada, como tampoco del dinero que persigue del Sindicato Mexicano de Electricistas. Luego propone “una renovación tajante”, “una auténtica democracia” y el “renacimiento de México”, y cuestiona a la Corte “porque son jueces de consigna”, y propone elegirlos “democráticamente”. Toda la perorata anterior para proponer que cuando él sea presidente –igual que el dictador Chávez en Venezuela– implantará su república bananera. ¿Dónde están los corruptos del gobierno de AMLO: Gustavo Ponce, “Nico” y parentela?, ¿y los pillos de Carlos Ímaz, Bejarano y toda su parentela que se enriqueció? Luego amenaza con seguir los pasos de Chávez. “Se recuperará la riqueza y los bienes públicos que han sido concesionados ilegalmente… en casos como la minería, industria eléctrica y petrolera...”. ¿Qué quiere decir lo anterior? Sí, que, igual que Chávez, AMLO le arrebatará a particulares sus bienes. Y de los medios, dice: “También se democratizarán los medios… habrá competencia y se garantizará el derecho a la información”. ¿Qué quiere decir eso? El mismo discurso de Chávez antes de acabar con libertades básicas en democracia, como la libertad de expresión. Ya en el delirio, AMLO promete que en su gobierno “no se venderá un solo barril de petróleo crudo al extranjero” –amenaza que lanzó hace horas Chávez–, reducir los precios de gasolinas, diesel, gas y electricidad, además de que se compromete a no crear nuevos impuestos ni a elevar los existentes. En serio, ¿alguien puede creer que son viables para cualquier economía esas locuras? ¿A poco no son promesas de locos? Pero las perlas aparecen cuando AMLO se enfunda en la túnica de predicador y anuncia la buena nueva, “el ideal moral”. ¿Y eso qué es? Dice AMLO que la crisis actual también se creó porque “se ha convertido a la codicia en virtud, se ha elevado a rango supremo el dinero y se ha inducido la creencia de que se puede triunfar a toda costa, sin escrúpulos morales de ninguna índole”. Lo curioso es que todo eso que diagnostica AMLO para la sociedad, toda es la enfermedad de él y su grupo político. Volvemos a la pregunta: ¿de qué vive AMLO, de dónde saca dinero para mantener a una familia, un movimiento, de dónde para llenar el Zócalo? Lo cierto es que AMLO se muerde la lengua. Dice que su gobierno formará mujeres y hombres buenos y felices… que la descomposición social y los males se resolverán haciendo el bien sin mirar a quién y que, claro, él será presidente en 2012, “no para buscar el poder por el poder ni para llegar a cargos públicos por ambición personal, sino fundamentalmente para sacar al país del atraso y para que no nos quiten el derecho a la esperanza a vivir en una sociedad mejor”. ¿Alguien puede creer esa patraña? La verdad es que AMLO perdió la razón. ¿O no? En el camino Pronto se comprobará que no hubo tal huelga de hambre, que tampoco estaban en peligro de muerte Cayetano y Miguel Ángel. Es decir, una “huelga de atole y garnachas” que todos nos tragamos. ¿Qué tal...? El objetivo de difundir la carta de Diego, ya vieja, es para obligar a que el ex candidato presidencial haga público que está libre.

24 mayo 2010

Carlos Ramírez: Bazbaz, un caso para la Araña

Lunes 24 de mayo de 2010

Entre los principios de derecho hay uno que define la credibilidad de los resultados y del valor de la ley: Si el proceso es viciado, sus conclusiones por tanto también serán viciadas. Al reconocer que hubo errores en el proceso de investigación del caso de la niña Paulette, el procurador mexiquense Alberto Bazbaz, violó los principios del derecho al presentar conclusiones válidas sobre errores procesales. Con errores, la justicia no es justicia.

Pero el asunto, en realidad, es menos jurídico y muchísimo más político. Si el gobernador Enrique Peña Nieto no fuera el principal precandidato presidencial priísta, el asunto Paulette, lamentablemente no hubiera tenido el valor que le otorgaron los medios. El cariz mediático, ha podido revelar los estilos políticos de hacer derecho del viejo régimen priísta que quiere regresar a la presidencia de la república.

Por tanto, lo importante del caso Paulette-Bazbaz no fue el derecho, la justicia, la muerte sospechosa de una niña con capacidades mermadas, el abuso de familia, la vigencia del sistema priísta, la politización de la impartición de justicia y la decisión gubernamental mexiquense de desdeñar el sentido común, y la inteligencia de los ciudadanos. Lo realmente valioso, era sostener a Bazbaz en el cargo como una forma de no ceder posiciones pre-presidenciales del gobernador Peña Nieto.

Lo demás… fue lo de menos, aunque al final los análisis y reacciones al informe final del carpetazo del caso Paulette, dejaron los primeros indicios de acreditación de responsabilidad, no a un procurador que cambió de tesis -del homicidio al… ¿auto suicidio?- y siguió tan campante defendiendo víctimas, sino a un precandidato presidencial que puso por delante su espacio de poder, pero por el camino de la violación del Estado de derecho. Así, el gobernador mexiquense, le dio más valor al cargo de Bazbaz como procurador que al sentimiento nacional de escepticismo, -para decir lo menos- sobre la niña Paulette.

No sería un caso inédito. En 1994, el entonces fiscal especial del caso Colosio, Miguel Montes, dio su primer informe a partir del criterio oficial de que se había tratado de un homicidio premeditado -“acción concertada”, dijo con claridad- y luego, presionado por el presidente Carlos Salinas, cambió su tesis a la de asesino solitario. Bazbaz hizo lo mismo: Primero afirmó que se trataba de un homicidio y luego dijo que siempre no. Por tanto, los casos quedaron contaminados.

Lo grave del Estado de derecho que ahora representa Bazbaz, radica en el hecho de que se pueden cometer errores de procedimiento y de investigación, y aún así imponer el resultado final. Por tanto, lo que quedó hecho polvo en el Estado de México fue el Estado de derecho. El reconocimiento de errores en la indagatoria procesal, debió de haber llevado a la autoridad estatal a cambiar a los responsables de la investigación. Pero resultó que el mismo funcionario que cometió los errores para determinar homicidio, fue el encargado de llegar a la conclusión de accidente.

Lo más grave del asunto es que Bazbaz como procurador, es al mismo tiempo el defensor de la víctima como ministerio público. Y para que no hubiera dudas, Bazbaz dijo textualmente: “Asumo, por supuesto, plenamente la responsabilidad institucional y personal que me corresponde como cabeza de este Ministerio Público por las citadas deficiencias”. Pero no se trataron de errores menores, sino de equivocaciones en una investigación criminal.

Y para que no hubiera duda de la disociación entre el sentimiento social y los compromisos políticos, hace menos de veinte días, Bazbaz asumió la presidencia del Órgano Rector del Sistema Integral de Protección a Víctimas del Delito del Estado de México. Si el Ministerio público es el defensor de las víctimas, ese organismo quedó ya marcado por la designación de un funcionario que cometió errores graves en la defensa de las víctimas. Pobres víctimas si Bazbaz las va a defender, igual a como procesó a la víctima Paulette.

16 mayo 2010

José Gil Olmos: La deuda de EEUU



MÉXICO, D.F., 12 de mayo (apro).-
El gobierno de Estados Unidos ha dado un viraje en su política respecto de la lucha contra el narcotráfico, y ahora lo ha tomando también como un problema de salud, no sólo de seguridad pública.
Esto ha llamado la atención de muchos que lo ven con buenos ojos, aunque habría que recordar que si el problema del tráfico y consumo de drogas ha crecido en todo el mundo, ha sido precisamente por la prohibición que desde principios del siglo XX impuso ese país al alcohol y el tabaco, lo que provocó todo eso que hoy sufrimos: adicciones, corrupción, violencia, mafia y muertes.
La base de la prohibición al alcohol y el tabaco en la década de los veinte fue eminentemente moral antes que de salud. En ese entonces, los sectores más conservadores de Estados Unidos vieron que el consumo de esos dos enervantes era un mal social, y lo catalogaron como un comercio ilegal que había que perseguir por la vía judicial y policial.
Esta óptica moralina no tardó mucho en derrumbarse ante el crecimiento del comercio ilegal de ambas drogas y la generación de los primeros grupos del crimen organizado en ciudades como Chicago, Nueva York y San Francisco, que empezaron a crecer, y con ellos la pelea por el poder.
Se generó también la corrupción policial y política, así como los primeros casos de lavado de dinero, además de que el negocio ilegal de alcohol y tabaco se extendió a otras ramas como la prostitución, la venta de armas y los juegos de azar.
Fue hasta entonces que se decidió legalizarlas y controlarlas. Luego, en 1930, Estados Unidos hizo la primera prohibición de la mariguana. Pero las bases del crimen organizado, y principalmente de las drogas, ya estaban formadas y se habían ramificado hacia Europa y Asia con la producción de hachis y goma de opio en Turquía, Medio Oriente y China, donde en 1909 y luego en 1912 se realizó la primera convención contra las drogas, prohibiendo la comercialización del opio.
Con la Segunda Guerra Mundial aumentó la producción de goma de opio y mariguana. Y es que en los frentes de batalla crecía cada vez más la necesidad de usar heroína y cannabis. Incluso hay versiones de la existencia de un acuerdo entre Estados Unidos y México para que en el país se plantaran y procesaran ambas drogas, que luego eran enviadas precisamente para el consumo de los soldados en la batalla, así como por los heridos, pues el infierno de la guerra lo requería.
Al término de la conflagración mundial se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y Estados Unidos, como país triunfante, volvió a establecer su política de prohibición en la primera convención realizada por el organismo internacional.
A partir de entonces, la ONU ha celebrado varias reuniones y convenciones (1946, 1961, 1971, 1988 y 2009), en las que se ha establecido la ley de la prohibición y la persecución al comercio de las drogas en el mundo, con los resultados nefastos que hoy conocemos.
Con su política simplista, Estados Unidos llegó a proponer que se estableciera la sustitución de cultivos en los principales países, como Afganistán, Bolivia, Colombia y Perú, sin tomar en cuenta las condiciones culturales de cada país o región.
Pero la criminalización, la política de palo y zanahoria, la persecución de los grupos de narcotraficantes, así como de los adictos, no hizo más que hacer crecer el negocio del tráfico de enervantes en todo el mundo, ocasionando de nueva cuenta el fortalecimiento del crimen organizado en muchos países.
Ocasionó también la corrupción del sistema político y financiero (¿o dónde se lavan 500 mil millones de dólares anuales producto del narcotráfico, si no en los bancos más poderosos del mundo, incluyendo Estados Unidos?), la violencia con miles de muertes diarias y la descomposición del tejido social en muchos pueblos, comunidades y ciudades.
Y, así, el poder del crimen organizado (entre éste el narcotráfico) ha crecido de manera desmedida, hasta convertirse en un grupo de poder en países como Italia, Colombia, Perú, México y, por supuesto, Estados Unidos, donde la mafia italiana y norteamericana llegó a crear o construir literalmente una ciudad, Las Vegas, para institucionalizar el juego, la prostitución y las drogas en un territorio determinado.
Hoy ya no se piensa en acabar con un problema que rebasa las fronteras y los gobiernos de todos los países, hoy se están planeando medidas de control, como es el caso específico de la legalización del cannabis o la mariguana, que es la sustancia ilícita de mayor consumo masivo (alrededor de 200 millones de personas en el mundo).
Para este caso se trata de establecer políticas más tolerantes hacia los consumidores y que se deje de considerar a la mariguana una droga tan dañina como la heroína; además, buscar la manera de que se comercialice legalmente con reglas precisas y más duras que en el caso del alcohol y el tabaco, y al mismo tiempo descriminalizar a los adictos y darles un tratamiento de enfermos, que es lo son en cualquier sociedad.
No se trata, pues, de aprobar sólo una medida para disminuir el comercio ilegal de las drogas, sino de pensar en una política integral que no esté basada únicamente en el combate frontal, usando para ello a la policía y el ejército, como de manera errónea lo hizo Felipe Calderón en México para legitimarse.
La muerte de más de 22 mil personas en esta guerra contra las drogas; la desaparición de cientos de ciudadanos en pueblos y ciudades, sin que se tenga un registro oficial; el crecimiento de adictos a drogas duras como las matenfetaminas; el aumento desbocado de la violencia; el rompimiento del tejido social en zonas del país, como Ciudad Juárez, y los mayores índices de corrupción entre gobiernos, empresarios y banqueros, así como en los cuerpos policiacos y militares, demandan un cambio de estrategia.
Estados Unidos tiene, en este contexto, una enorme deuda, y no basta con la ayuda militar hacia otros países, sino tomar medidas drásticas para sí mismo, porque la lucha contra las drogas comienza en la propia casa.

Rubén Moreira: El Tigre de Álica


Sábado 15 de mayo de 2010
En un periódico del occidente del país apareció esta descripción: “En cuatro años, más de mil habitantes de los cien mil a que asciende la población… han sido asesinados; más de dos mil familias saqueadas, la mayor parte de las haciendas y ranchos de ganado robados diariamente… las poblaciones importantes han caído en poder de los ladrones… inclusive (los pobladores de la ciudad más importante de la región) han vivido en constante alarma”.

Ésta, que puede ser una nota de tantas, apareció en un diario que circuló a mediados del siglo XIX y reseña la violencia que se vivía en aquellos años, en lo que hoy es Nayarit. La cita se encuentra en la novela Manuel Lozada, El Tigre de Álica del escritor, general y siempre rebelde Ireneo Paz.

Manuel Lozada está en la ruta de las novelas de Altamirano y Payno que relatan la dificultad que el Estado mexicano tenía para lograr el monopolio de la violencia, que describen zonas del país en manos de bandoleros y la imposibilidad de imponer en esos territorios la ley. En suma, un Estado fallido que en buena parte de su territorio no logra consolidarse.

Altamirano, en su novela El Zarco, tiene afanes pedagógicos y enseña que el bien triunfa siempre; que si alguien se aleja de la virtud, tarde o temprano sufre por ello, y claro que el esfuerzo es el mejor camino para la felicidad. Don Ireneo, con la independencia y la agudeza que heredara a su nieto, explora con destreza otros rumbos y describe la naturaleza y el actuar de un bandolero exitoso, los inicios de un transgresor de la ley, la ferocidad, la violencia de su conducta y, sobre todo, la capacidad sobresaliente para adecuarse a las exigencias del momento. Para el novelista no es ajena la relación que se establece entre el delincuente y los poderes político y económico.

A Lozada se le trata de combatir con la fuerza del Ejército y rápidamente incorpora a su banda conocedores de la táctica militar. Se envían en su contra tropas con el armamento más moderno de la época y en poco tiempo los enfrenta con uno similar que incluye piezas de artillería. Lozada se escabulle, aprende de sus adversarios, muta, conoce el terreno y, en muchas ocasiones, sacia su ira descuartizando a quienes derrota. Lozada substituye al Estado e imparte justicia, se une a los conservadores, apoya a Maximiliano y en su momento lo abandona. Lozada después de más de tres lustros de guerrear cae preso y es muerto, no sin antes tratar de sobornar a sus captores.

La paz no llegó con la muerte del bandolero conservador, don Ireneo relata: “Entonces sucedió algo muy diferente de lo que se esperaba. Al difundirse por la Sierra la noticia del fusilamiento de Lozada, lejos de que se transmitiera también el terror, se levantaron una infinidad de gavillas… No pretendían éstas vengar a la sangre de su caudillo, sino sustituirlo en el poder. Habían visto… que se había levantado de la nada hasta ser general, hasta llegar a disponer de riquezas… y mandar a miles”.

La historia mexicana del siglo XIX descubre lo que de vez en cuando sucede a las sociedades: la violencia llega a un punto que no tiene retroceso… cuando menos por un buen tiempo, sobre todo si se insiste en estrategias equivocadas para combatirla.

07 mayo 2010

Rafael Loret de Mola: El Sueño de Felipe

05/mayo/2010


Corría 1982 y, en Guanajuato, el priísmo hegemónico comenzaba a desbarrancarse empujado por la negligencia inexcusable de un “pequeño gobernador”, Enrique Velasco Ibarra. En el combativo Diario de Irapuato, que me enorgullezco de haber dirigido por cuanto confluyó a la formación de una nueva generación de periodistas con otra mentalidad profesional, el jefe de redacción, Mario Barajas Pérez, me hizo un planteamiento de fondo: --Oiga, ¿no sería mejor que nuestra primera plana fuera más equilibrada? A

brada? Algunos anunciantes se quejan de que sólo observan ángulos negativos. Quizá podríamos hacer un esfuerzo para rescatar lo bueno. ¿Qué le parece?

--Suena muy bien. ¿Qué llevamos mañana como principal? ¡Ah, sí! Los índices sobre la creciente desertificación en donde antes se sembraba fresa –símbolo de aquella región-, regada, para colmo, con aguas negras. Bastante malo, ¿no? Pero algo positivo habrá. Dígame usted.

--Bueno, el ayuntamiento informa que sembrará arbolitos en los camellones de la avenida por donde pasará, mañana, el señor gobernador. Es la nota más fuerte. ¿La colocamos en primera?

Y así, cada día. El dilema, en una perspectiva de severas desigualdades sociales y económicas, se cernía sobre un agudo golpe de conciencia: esto es, debíamos resolver si suavizábamos los hechos y las críticas para no causar en los lectores el consiguiente malestar, considerando que nuestro deber consistía en exaltar sólo lo rutinario para dar la impresión de que el gobierno cumplía y, por ende, la sociedad podía dormir tranquila. Pero, al mismo tiempo, ello sería tanto como claudicar ante el poder político cuya incomodidad se reflejaba en la disminución de la publicidad institucional e incluso la comercial bajo la presión del Palacio de Gobierno.

Optamos por permanecer en nuestra trinchera y los costos fueron terribles: Velasco Ibarra acabó solicitando licencia –en buena medida bajo el estruendo de los señalamientos del Diario-, y nosotros perdimos, descapitalizados, el periódico. Cerramos las puertas, lo recuerdo bien, sin que ninguno de quienes fueron mis colaboradores opusiera la menor exigencia; cada uno –y jamás lo olvidaré, reitero-, me animó a no ceder, a buscar espacios diversos y a seguir denunciando. Uno de ellos me dijo:

--Nuestra mejor victoria es, precisamente, que nos hayan conducido a la quiebra. Eso refleja que nuestras críticas, por ciertas, calaron en los órganos oficiales.

Le di la razón y un abrazo. Semanas atrás, en pleno forcejeo, quien fungía como coordinador de prensa gubernamental, Manuel Villa Aguilera, me telefoneó para darme “una buena nueva”:

--Les enviáremos la lista nominal de casillas para que la publiquen –tal era su obligación puesto que, por ley, debían difundirse los sitios de éstas a través de los periódicos de mayor circulación en cada plaza, y en nuestro caso estaba plenamente acreditada tal posición-. Sólo le pido, a cambio, una pequeña consideración.

--¿Cuál es, señor Villa?

--Que, desde hoy, nos envíe sus editoriales en la víspera de su aparición. Así honraremos nuestra decisión de cooperar más estrechamente.

--Le propongo algo –repliqué-: que desde ahora mismo sea usted el director del Diario. Así tendrá usted incluso el privilegio de utilizar los foros... honrando así su muy peculiar sentido de la libertad de expresión.

Por supuesto, no hubo trato y pagamos las consecuencias. (Por cierto este episodio ha sido recordado en ocasión del fallecimiento reciente de Velasco Ibarra; por su parte, Villa Aguilera se concentró en el centro del país y alcanzó, beneficiario de sus tareas predadoras, la titularidad de la dirección federal de Radio y Televisión por un amplio lapso. Dicen que el sistema siempre premia a los represores).

Paralelismos. Me entero, con creciente preocupación, que el llamado “primer mandatario”, Felipe Calderón, expresó, de viva voz, cuál es su sueño en relación con el manejo informativo:

--Sueño con ver, leer y escuchar en un medio que hay dos partes de la página (sic). En una... que estén los hechos o las noticias malas; y en el otro lado, las noticias buenas. Ya sabrá uno ponderar.

El camino para Calderón está abierto: no tiene más que invertir, como accionista principal, en un nuevo periódico destinado a desplazar a los periodistas, sobre todo los de estirpe, cada vez más acosados. Así, en calidad de director –nos libraríamos de un mal Ejecutivo en la esfera política, no así en la periodística-, tendría ocasión, por ejemplo, de exaltar sus discursos recurrentes colocando, en la página dieciséis –en donde él encontró una foto estimulante según dijo-, la información acerca de la salida de prisión de dos indígenas, tras casi cuatro años de confinamiento, víctimas de la injusticia, la inaudita prepotencia de la Procuraduría General y la negligencia pasmosa de la Presidencia de la República.

Y estaría, por supuesto, muy feliz... soñando, libre de pesadillas.

19 abril 2010

PRI: Represión y amnesia.

Carlos Ramírez
En estos días de agobio priista por los civiles muertos en la lucha a balazos contra el crimen organizado, dos fantasmas recorrieron los pasillos de las curules de las bancadas priistas en el Congreso: el de Fernando Gutiérrez Barrios y el de Gustavo Díaz Ordaz.

Muy contundente fue el senador priista Manlio Fabio Beltrones al exigir “no más muertos inocentes”. Y muy enojado se vio al senador perredista Carlos Navarrete, pidiendo mayor puntería gubernamental en la liquidación de miembros del crimen organizado. El primero seguramente no olvida que la fase de represión del PRI llenó las cárceles de presos políticos, creó la Federal de Seguridad para asesinar disidentes y formó la "Brigada Blanca" para matar guerrilleros. Y el senador perredista parece haber mantenido su silencio por los más de 500 perredistas asesinados por el sistema político priista luego del fraude electoral de 1988.

En ambos casos, los disidentes presos o asesinados fueron parte del daño colateral del autoritarismo priista para mantenerse en el poder y negarse a atender las demandas crecientes de democratización. Lo peor de esa fase de 1951 al 2000 fue que el PRI privilegió la represión y no sólo causó daños colaterales en acciones de contrainsurgencia contra la disidencia, sino que cometió un crimen peor: los crímenes directos de disidentes, no colaterales.

Y ha sido el Senado el más enérgico crítico de la guerra del gobierno federal contra el crimen organizado, enfáticamente las bandas del narcotráfico, porque ha sido también en el Senado donde el PRI y el PRD dieron una exhibición de hipocresía política, al evitar la moción de censura contra el gobierno dictatorial de Fidel Castro por los periodistas encarcelados por razones políticas y por las huelgas de hambre en lucha por la democracia.

La justificación del PRI y del PRD para evitar la condena a la dictadura monárquica de los hermanos Castro dejó claro que las muertes por huelga de hambre, los fusilados y los periodistas encarcelados son “daños colaterales” para poder mantener por la vía criminal el modelo de socialismo represor de los derechos humanos. PRI y PRD mostraron, sin rubor, las dos caras del poder.

De ahí que los fantasmas de la represión y de Gutiérrez Barrios y Díaz Ordaz se hayan paseado para asustar incautos. ¿Alguien recuerda que el PRI hubiera exigido en el Congreso el control de los organismos de represión priista en los años negros del endurecimiento, o que Díaz Ordaz cambiara la estrategia de represión? Peor aún: la sede legislativa de Donceles aún guarda el eco de ese aplauso caluroso, ensordecedor, largo, de los priistas aquel primero de septiembre de 1969, cuando el presidente Gustavo Díaz Ordaz dijo que la represión había sido necesaria y que no se arrepentía.

Y los perredistas y petistas tienen lo suyo, a pesar de ser los más críticos de la estrategia de ofensiva contra el narco. En el fondo, PRD y PT carecen de vergüenza y credibilidad al mantener en sus filas a Porfirio Muñoz Ledo, quien en 1969 pronunció dos encendidos elogios a Díaz Ordaz, por el patriotismo con el que manejó la represión contra el movimiento estudiantil.

En el fondo, hoy se definen la fuerza y la soberanía del Estado. Y precisamente de eso se trata: el PRI y el PRD como oposición han decidido una estrategia de debilitamiento institucional del Estado y del gobierno federal como una forma de emerger como opciones políticas electorales, en lugar de contribuir a redefinir las tácticas de la lucha contra el crimen organizado para fortalecer al Estado y evitar cederle la victoria conceptual y mediática a los delincuentes, al limitar la acción de la autoridad. El PRI se comporta como una oposición desleal, a diferencia del papel del PAN en el pasado como oposición leal.

29 marzo 2010

Arturo Rodríguez García: El Ejército sin control y sin ley




MONTERREY, NL.- El rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), Rafael Rangel Sostmann, considera que el Ejército está en las calles sin control y sin ley, con soldados mal educados y sin criterio y que difícilmente pueden enfrentar al narcotráfico sin afectar a la población civil.

Dicha evaluación, complementada con la advertencia de que la sociedad tiene que participar en la solución de los problemas de la seguridad y la justicia, se produce a raíz del homicidio de dos estudiantes el 19 de marzo.

Ese día, alrededor de la una de la madrugada, un convoy del Ejército se enfrentó a tiros con un grupo de hombres armados en las inmediaciones del campus matriz del ITESM, ubicado en el centro de esta ciudad.

Durante varias horas, los nutridos disparos de grueso calibre y la detonación de granadas sembraron el terror en el campus del ITESM, donde aún había alumnos y maestros trabajando, así como numerosos internos que descansaban.

El sector, rodeado de edificios habitados principalmente por estudiantes, se mantuvo sometido a una fuerte tensión, con alumnos que se refugiaban en la biblioteca, en las aulas y hasta en túneles que interconectan el campus del instituto.

El parte informativo rendido por la mañana señaló que, además de asegurar armas y una camioneta blindada, en el lugar murieron dos personas abatidas por las balas.

No fue sino hasta el sábado al mediodía cuando se supo que los muertos eran Jorge Antonio Mercado Alonso y Francisco Javier Arredondo Verdugo, dos estudiantes de posgrado, de alto rendimiento académico, quienes, egresados del Instituto Tecnológico de Saltillo, se hallaban becados en el ITESM.

El rector Rangel Sostmann se convirtió entonces en la principal fuente de información y, a lo largo de la semana, dio pormenores de lo ocurrido “en defensa de los alumnos”, ya que algunas versiones periodísticas, con fuentes policiacas y militares sin identificar, los habían calificado de “sicarios”.

“Yo no soy rector-ministerio público, pero parece que lo soy. Me ha tocado dar a conocer información que deberían proporcionar las autoridades”, dice el rector en entrevista con Proceso, conmovido por los sucesos.

“Parece guerra”

Además de que se pretendió hacer pasar a los dos estudiantes como sicarios, un reporte militar al que tuvo acceso el rector Rangel Sostmann establecía que ambos estaban armados, y, por si fuera poco, la madre de Jorge Antonio, Rosa Elvia Alonso, cree que a éste lo torturaron.

El sábado 20 de marzo, la señora Alonso fue a identificar el cuerpo de Jorge Antonio, pero no de manera directa, sino mediante fotografías mostradas en computadora. Afirma que no fue fácil reconocerlo por la gravedad de las heridas que tenía en el rostro, que ni el maquillaje funerario disfrazaba.

Y es que, dice la señora Alonso, el rostro del único hijo que tenía quedó desfigurado “como si lo hubieran arrastrado”. Coincidentemente, en la zona donde se produjo el tiroteo la banqueta quedó con un rastro de sangre que se extendió a lo largo de varios metros.

Para el rector Rangel Sostmann, los abusos, la inseguridad y la falta de control se extiende a todo el país.

“Yo, Rafael Rangel, sostengo que, por pura ley de probabilidades, debe haber muchas víctimas en el país que están sufriendo lo mismo que nuestros estudiantes. Los defendimos, pero el problema es que hay muchos a quienes no los defienden y sus crímenes quedan impunes, con un carpetazo, sin la menor investigación.

“No hay ley. Con los soldados, estamos a lo que dice el presidente, y los soldados toman decisiones a su criterio. Eso está mal. Así que no tengo a quién reclamar, a quién exigir nada, a quién demandar ni a quién protestarle, porque, para empezar, no hay marcos legales.”

Las injusticias, continúa, se están cometiendo diariamente en todo el país, donde los crímenes son olvidados y los muertos borrados o calificados de sicarios cuando no lo son.

“Hay que acotar al Ejército, porque no es una policía urbana, no puede andar de ministerial revolviendo casos. Luego hay que fortalecer a las policías, y eso le toca al señor gobernador, que no se haga tonto”, sentencia.

Al respecto, manifiesta que los gobernadores buscan salir en la foto antes que resolver problemas; los legisladores debaten en función de su interés personal y de partido, pero no del interés público. Y el gobierno federal opta por dar cuanto antes carpetazo a los crímenes.

Respecto a la política de Felipe Calderón en materia de seguridad, puntualiza: “Es una política difícil, y viene de Estados Unidos. Además, ellos (los estadunidenses) también mandan las armas y el dinero; nosotros ponemos los muertos y la droga. Está llegando dinero por toneladas, armas de alto poder, y esa es una responsabilidad muy seria de Estados Unidos.

“Así que, por más leyes y acciones que emprendamos, esto va a seguir y va a crecer. El problema empieza con la política estadunidense. Eso es toral. El Ejecutivo tiene que exigir un freno, porque aquí, en las calles, hay granadas, armas enormes… Pareciera que estamos en una guerra, y todo eso viene de allá. La solución debe ser bilateral.”

Luego, expresa su decepción de la política mexicana:

“Mientras las armas circulan y afectan a la población, ellos (los políticos) andan en la televisión. No se pueden sentar ni tres días para encontrar soluciones a cuestiones concretas o acordar una pendejada. Y se andan echando culpas…”

Riesgo de grupos paramilitares

Avergonzado aún por haber creído “tontamente” en los informes que el Ejército proporcionó a la Procuraduría de Justicia de Nuevo León, donde se afirmaba que no había estudiantes afectados, el rector subraya que el Ejército “se está pasando en sus funciones” y debe ser acotado ya porque puede darse un retroceso democrático.

“Hay quienes inclusive sugieren la integración de grupos paramilitares. Eso es una estupidez, vamos a acabar con toda la sociedad, porque cada quien va a hacerse justicia en virtud de que el Estado no la garantiza. Así se va a acabar con el país.

“Nos saldríamos del estado de derecho, mal aplicado, mal hecho y todo, pero es algo, y ahora parece que nos dirigimos a salirnos completamente. Mientras tanto, el crimen organizado se está riendo de nosotros.”

A pregunta expresa, rechaza que el medio empresarial, tan vinculado al ITESM, esté proponiendo la paramilitarización, pero sostiene que es una tendencia muy extendida en la sociedad debido al miedo y a la injusticia que imperan.

Las muertes de Mercado Alonso y Arredondo Verdugo, dice, son la expresión más reciente de la incertidumbre que prevalece en el país.

“Hay incertidumbre total. Hay secuestros, extorsiones, de todo. Esto es generalizado. En algunos lugares más que en otros (…), pero creo que es un sentir de inseguridad total en los campus del Tec y en la sociedad.”

Agrega que la violencia de los cuerpos de seguridad está provocando mayor violencia por parte de la población.

“(El Ejército y las autoridades) están haciendo cosas ilegales; entran al combate al narcotráfico pero haciendo cosas ilegales. Lo ilegal del Estado valida que los ciudadanos actúen en la ilegalidad.

“¿Cómo explicar el caso de los estudiantes a los que les quitaron la identidad, los quisieron esconder, los llamaron sicarios, les endilgaron portación de armas, y ahora nadie es responsable?”, pregunta.

“Propuestas, no protestas”

El 22 de marzo, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, se reunió con el rector del ITESM. Un día después, el martes 23, durante un homenaje póstumo a los estudiantes, realizado en el campus universitario, la esposa de Felipe Calderón, Margarita Zavala, acudió a dar el pésame a los familiares de los alumnos acribillados.

El acto se realizó en la explanada de Las Carreras, donde se ubica la estatua de Eugenio Garza Sada, fundador del ITESM y patriarca empresarial abatido a tiros durante un intento de secuestro el 17 de septiembre de 1973.

Rangel Sostmann se refirió en su discurso a la muerte de Garza Sada, pero a diferencia de los reclamos que en aquel tiempo hizo la élite empresarial y académica al presidente Luis Echeverría Álvarez, esta vez el rector dijo que no era tiempo de protestar ni de echar culpas.

–¿No va a protestar? –se le pregunta durante la entrevista.

–Salir a las calles y desquiciar el tráfico no ayuda a nadie, hay que proponer –dice.

–¿Y la justicia?

–No hay objetivo en una marcha, pues después de hacerla todo mundo vuelve a su casa, se quita el listón negro, y todo queda igual.

–¿Cambió su posición luego de ver a Gómez Mont y a Margarita Zavala?

–¡Qué va a cambiar! Lo que pasa es que de nada sirve andar echando culpas sin que se resuelvan los problemas.

–En esencia, se paga a los gobernantes para eso…

–Sí, esa es la lógica, pero no funciona, y no me malentienda. No nos vamos a quedar en que el gobierno no resolvió esto y nos llevó el tren.

“Ellos tienen que tomar decisiones. Yo pienso que a lo mejor no están conscientes de lo que está pasando, no lo quieren aceptar, o no sé, pero lo que sí tengo claro es que nos toca a nosotros proponer.”

Desde el lunes 22 de marzo, Rangel Sostmann empezó a pedir propuestas, hasta que, el miércoles 24, a través de un enlace vía satélite con todos los campus del ITESM, formalizó una convocatoria para integrar una agenda por la seguridad, coordinada por la Escuela de Graduados en Administración Pública del instituto. Esto, porque, insistió, el caso de los estudiantes acribillados no va a quedar en el olvido ni en una marcha.

Pese a los llamados del rector del Tec a no protestar públicamente en las calles de la capital regia, personal de la EGAP participó en una manifestación ciudadana organizada el día 24 en la explanada de los Héroes, frente al Palacio de Gobierno estatal.

Por medio de un comunicado, la mayoría de los investigadores de dicho plantel exigieron el esclarecimiento de las muertes de los dos estudiantes y llamaron a las autoridades a revisar su estrategia de combate a la delincuencia, a reivindicar la dignidad de quienes, siendo inocentes, son identificados como “delincuentes”, así como a sancionar a todo aquel que atente contra las garantías constitucionales.

“La muerte de don Eugenio (Garza Sada) levantó conciencias. Yo espero que estas muertes levanten conciencias y que como sociedad veamos cómo nos vamos a unir. Suena muy retórico, muy idealista, pero si esta es una guerra, no puede andar cada quien por su lado. A lo mejor no es toda la solución, pero será algo”, expresa.

En casi todas sus intervenciones públicas, el rector se refiere a la falta de oportunidades para los jóvenes, lo cual ha derivado en el surgimiento de la que llama “generación ni-ni” (ni estudia-ni trabaja).

Y en la entrevista señala: “Veo con tristeza que el problema de la educación en México está llevando a un cambio alarmante en los paradigmas, especialmente cuando no hay acceso al sistema educativo. Lo veo y escucho en rancherías, comunidades y ciudades importantes. La falta de oportunidades puede acabar con el país”.

Ante una “guerra” que está afectando indiscutiblemente a jóvenes y niños, lamenta que los mexicanos esperemos a “que los soldados tomen decisiones… ¡Por favor! Tenemos un problema con la educación de esas personas. Andan en la parte urbana, no entienden a la sociedad, pero andan con armas de alto poder.

“Con los policías es lo mismo. No tienen vivienda, no tienen futuro estable. La tentación (de corromperse) va a continuar. Así está todo.”

Por eso hace un llamado a la unidad en aras de construir una agenda por la seguridad, antes que tomar las calles.

“Sí exigimos el esclarecimiento de las muertes, pero no nos vamos a quedar en una marcha. El verdadero enemigo es el narco, no las instituciones. En lugar de fortalecerlas, las estaríamos debilitando. El crimen quiere eso, para acabar de tomar el control. Es momento de dejar el discurso, dejar el rollo, sentarnos a ver cómo vamos a defender esta guerra.

“Eso sí –concluye–, tenemos que estar unidos porque si no, nos va a llevar el tren.”

Luciano Campos Garza: Civiles o sicarios, da igual...


Monterrey— Organizaciones defensoras de los derechos humanos, el rector del Tec de Monterrey y familiares de las personas muertas en el fuego cruzado entre elementos de las Fuerzas Armadas y la delincuencia organizada exigen que los responsables de estos asesinatos sean llevados ante la justicia.
En Nuevo León hay por lo menos cinco de esos casos documentados. Ante los reproches por los daños “colaterales” en los enfrentamientos, el comandante de la cuarta región militar, general Guillermo Moreno Serrano, declaró al periódico El Norte que el Ejército no ha cometido homicidios: “Seríamos una horda de salvajes, por eso tenemos disciplina, entrenamiento, adiestramiento, leyes y un código militar. No somos asesinos”.
En Anáhuac, municipio ubicado en el extremo norte de Nuevo León, el miércoles 3 se enfrentaron a balazos miembros de la delincuencia organizada y el Ejército. La Secretaría de la Defensa Nacional señala que “hubo ocho delincuentes muertos”.
Se explica que durante el enfrentamiento un auto de los agresores chocó con un vehículo militar, momento que aprovecharon los delincuentes para sacar a cuatro de sus muertos, subirlos a otra camioneta y darse a la fuga. “En el lugar de los hechos perdió la vida un elemento de tropa y uno más resultó herido, mismo que durante su traslado para su atención médica lamentablemente murió”.
No se aclaró oficialmente la identidad de los civiles muertos. Sin embargo, en fotografías que tiene la organización Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C. (CADHAC) se aprecia a varios de éstos tirados y con armas de fuego en las manos. Sin embargo, entre ellos han sido reconocidos los esposos Juan Carlos Peña Chavarría y Rocío Romely Elías Garza, ambos de 29 años.
Sus familiares presentaron el jueves 11, ante la Procuraduría General de Justicia de Nuevo León, una denuncia en contra de miembros del Ejército Mexicano y “quienes resulten responsables” de los asesinatos (averiguación previa 580/10).
A las 12:20 horas del miércoles 3 –refieren en su demanda– escucharon detonaciones que se prolongaron durante 10 minutos. Fueron a la casa de la pareja y preguntaron por ella, pero fue hasta las 19:30 cuando se enteraron en la televisión de una balacera entre sicarios y militares. Se dijo que en el lugar murió una delincuente conocida como La Gata.
Poco después llegó el alcalde Santos Javier Garza García para notificarle a un hermano de Rocío: “Es muy duro, pero les tocó. Hubo dos bajas aquí, y son tu hermana y tu cuñado”. Dejaron huérfanas a dos niñas.
En entrevista, el hermano de Rocío Elías señala que unos testigos le comentaron que los esposos habían salido a comer y subieron al coche, que estaba estacionado en la calle: “Salieron de la recepción (de Delphi) y al minuto empezó la balacera. Iban por el carro y la balacera los agarró dentro del carro. Ya al último se asustaron y mi hermana se bajó corriendo.
“Lo que sé es que se bajó mi cuñado y lo hirieron en el tórax. Estaba tirado pidiendo auxilio, una ambulancia. Mi hermana también estaba gritando.
“Un testigo dice que mi cuñado estaba tirado boca abajo y que llegó un militar por atrás y le dijo: ‘Cómo ambulancia, hijo de tu pinche madre’, y le dio el tiro de gracia por atrás, en la nuca. Ya estaba todo calmado. Ya no había sicarios.
“Mi hermana seguía pidiendo auxilio. Quería huir, salvarse y los militares la balacearon toda, desde la espalda hasta la cabeza.
La empresa Delphi, planta Anáhuac, expidió dos cartas fechadas el miércoles 17, donde hace constar que Rocío Romely y Juan Carlos eran sus empleados. Los califica de personas serias, responsables y dedicados.
Varios testimonios coinciden: fue un crimen. “Chío, les gritó auxilio, pidió auxilio, levantó las manos y el soldado le disparó”. Hubo disparos a la cabeza sin justificación alguna, señalan.
El hermano de Rocío dice que los cadáveres les fueron entregados desnudos en el Hospital Universitario. Su padre tuvo que someterse a una muestra de sangre para comparar su ADN con el de la fallecida para reclamar el cuerpo, ya que el rostro era irreconocible.
Hasta el jueves 25 los familiares no habían recuperado las pertenencias de los fallecidos. No saben quién se quedó con sus identificaciones oficiales.

Miguel Sabido: Dirigir en Juárez




Se sienta junto a mí en el avión y ya desde antes de salir no deja de observar con los ojos redondos a un muchacho que está en el otro extremo de la fila.
–¿Usted cree que ese muchacho es un narco, señor? –me dice en un suspiro entrecortado. Trato de sonreír para tranquilizarla. La verdad es que no se cómo se puede saber si alguien es narco o no.
–Yo vine al de efe porque estoy viendo si me puedo venir a vivir con mi hermana en Puebla… porque la verdad en Juárez… –se detiene verdaderamente angustiada: es una mujer de 69 años, quizá. Asustada. Muy asustada.
La azafata me ofrece periódicos de Ciudad Juárez. Tomo uno. Se llama HOY. En la sección de Patrullaje leo en la cabeza:
“Cae menor homicida… había atacado a balazos a dos hombres en la colonia Revolución Mexicana… uno de ellos falleció… el sicario tiene 16 años.”
Y abajo:
“Ejecutan a un minusválido… la tarde de ayer un paralítico fue asesinado en su silla de ruedas… fue victimado de cinco balazos en el Valle de Juárez en plena plaza municipal. Por su incapacidad pedía limosna en la vía pública.”
Y abajo:
“Linchan a uno en la colonia México 68.”
Y abajo:
“Capturan a extorsionadores… tres presuntos integrantes del cártel de Juárez que se dedicaban a cobrar cuotas de ‘derecho de piso’ a vendedores de autopartes fueron detenidos.”
Y abajo:
“Un lavacarros de 23 años fue asesinado en la colonia Independencia II con cinco impactos de bala.”
Y abajo:
“Entran tres hombres a casa particular y balacean a dos mujeres solas. Una de ellas tenía una niña de tres años en brazos. Las dos muertas. La niña moribunda.”
En la misma página. Sin un solo adjetivo. Datos.


Antes de salir de México, tres amigos me dijeron:
–¿Estás loco? ¿A qué vas a Ciudad Juárez cuando todo el mundo está huyendo?
–Voy a dar un taller de actuación tonal con Raúl Valles, el director del notable grupo chihuahuense Necrotono. Daremos uno en Juárez, otro en Chihuahua, con la esperanza de encontrar seis u ocho actores adecuados para la puesta del espectáculo de Raúl, Santuario. Será para el Festival Cultural de Chihuahua y, posiblemente, vaya al Cervantino. Me gusta trabajar con directores jóvenes. Él tiene 28 años, así que juntos completamos un siglo.
Nadie se ríe de mi chiste.


Al llegar pido que me lleven a la famosa zona del “centro”, a la bajada del Puente Internacional. Allí donde está el Noa Noa que Juan Gabriel describió como el paraíso perdido.
Los muchachos del Instituto de Cultura me miran nerviosamente.


Cuando veo las ruinas –y estamos en pleno mediodía con el sol resplandeciente de Juárez cayendo implacable– se me cierra la garganta: los enormes cabaretes y los escandalosos burdeles al pie del puente internacional que recibían cada viernes y sábado al incesante torrente de estadunidenses que entraban a México –por supuesto sin visa– gritando rítmicamente ¿where is the grass?, ¿where the grass?; la multitud de prostitutas de 12 a 70 años que se les colgaban de las t shirts; las “vestidas” norteñas grandotas y escandalosas, retándolos; sus padrotes vigilándolas severamente; los vendedores de mariguana que abiertamente la cambiaban por dólares en plena calle; los estridentes cabaretes, el Noa Noa, los clubes gays con sus banderas de arco iris; las adolescentes rubias que se arrancaban el brasier al entrar en los bares… todo está bombardeado. ¿Cómo? Sí: bombardeado con bazucas, como en la Franja de Gaza: Los pedazos de pared semiderruida y cacariza por los impactos de los cuernos de chivo dejan ver los “murales” fosforescentes que intentaban ser obscenos y que ahora resultan absurdos y patéticos.
En medio de mi estupor, oigo la voz de Carlos: “Maestro Sabido, por favor… vámonos… vámonos. Estar aquí puede ser peligroso”.
Veo el sol restallante de Juárez sobre las ruinas bombardeadas.


En las paredes han colocado cuidadosamente las láminas del cuerpo humano con el que doy mi taller de actuación tonal: la del sistema óseo que sostiene la obra milagrosa del cuerpo del actor, que es el único instrumento real de que dispone para comunicarse con el prójimo, el próximo que es el público; la de los huesos del cráneo, donde la maravilla de la voz adquiere sonoridades sobrehumanas; la del sistema nervioso; la de los tres cerebros que nos conducen por la vida.
La sala de ensayos es grande y luminosa, y el Centro Cultural Paso del Norte deslumbrantemente bello y moderno.
Yo empiezo: hablo del cuerpo humano, de los resonadores de la cabeza, de la importancia de la espina dorsal, de la infinita delicadeza de nuestro cuerpo. Cuando voy a decirles: “consideren su cuerpo como un templo y respétenlo; el respeto al cuerpo humano es la gran lección de Stanislavsky y Grotowsky y Barba y Távora…”, me asalta el recuerdo: “Balean a un paralítico que pide limosna”, “…la niña está moribunda”.
Los veo sentados en el suelo, mientras voy de lámina en lámina: Alejandra, Irma, Ileana, Abraham, Sandra –con su estilizadísimo rostro que me recuerda a Greta Garbo–, Valta, Carlos Alberto… todos absortos, hojeando con reverencia los libros que les llevo. Doy por terminada mi intervención de manera abrupta. Salgo a tomar aire en la soberbia fachada del teatro Víctor Hugo Rascón Banda. Discretamente se acerca uno de ellos.
–Maestro… ¿Por qué no se mete mejor a la librería? Afuera está haciendo mucho aire frío.
–¿También aquí ha habido balaceras?
Se me queda viendo con unos ojos infinitamente tristes.


Raúl inicia su taller. Es estupendo. Partió de las concepciones de Grotowsky, pero en la actualidad ha desarrollado una técnica propia, minuciosa e infinitamente sabia. Nos complementamos muy bien. Yo hablo abstractamente de los nodos de energía dentro del cuerpo del actor y él pone sus ejercicios que, de repente, hacen que los actores la descubran dentro de cada uno de ellos.
Son más de dos horas en las que corren por el salón, se detienen, van liberando su energía mientras Raúl los conduce suavemente.
Al terminar siento el impulso de aplaudir. Aplaudir a su juventud, a su entusiasmo, a su entrega.
Uno de ellos (omito el nombre intencionalmente) trae una camiseta que me llama la atención desde el primer momento. Dice “Amar a Juárez”, tiene una V de la victoria y un corazón.
Sigo la camiseta todo el tiempo. Le tomo una foto. Les tomo muchas fotos. Quiero documentar todo el proceso. Necrotono es uno de los fenómenos más interesantes en la historia del teatro mexicano, y Raúl, amén de un magnífico director, un maestro riguroso y sin concesiones.
Al terminar siento el impulso de aplaudir. Todos lo sienten.


En el comedor del hotel, Raúl y yo nos ponemos de acuerdo a la hora de la cena: él hará la estructura del espectáculo partiendo de los actores. (Ese es mi procedimiento favorito, y gracias a él mis obras han logrado actuaciones memorables como las de María Douglas en María egipciaca, Alma Muriel en Falsa crónica de Juana la loca, Jacqueline Andere en Carlota emperatriz.) Yo haré el diseño del ámbito escénico y dirigiré a un segundo grupo de actores, “Los enemigos”. Discutimos acerca de la utilidad y utilización de los enormes teatros del norte de la República: en Monterrey, 2 mil localidades; en Reynosa, mil 600; en Laredo, mil 800; en Tampico, mil 400; en Juárez, mil 600; en Chihuahua, en Camargo, en Delicias, en Culiacán, en Torreón, en Saltillo, en Matamoros. Teatros gigantescos, ciclópeos.
De repente, y sin motivo aparente, me pregunta: “¿Por qué no figura usted en las antologías del teatro mexicano del siglo XX?”. Es verdad: ni Armando Partida ni Fernando de Ita ni ninguno de los antólogos ha incluido jamás a Juana la loca o María Egipciaca o Carlota o La pastorela del ermitaño en sus antologías, y todas ganaron premios y se han puesto en La mamma, en Nueva York y en Cuba y Los Ángeles y España. Y el público las mantuvo en escena sin subsidios durante cientos de representaciones.
Me empiezo a reír: “La verdad, no sé. Supongo que allá está muy fuerte la grilla cultural y yo nunca he sabido jugarla”.
Contesta suavemente:
“Allá la grilla. Acá la guerra.”
El tono cambia. Nos envuelve un pesadísimo silencio.
La guerra: ¿Entre quién y quién?


Mi cuarto está en el sexto piso. Aprieto el botón del lobby; la puerta se empieza a cerrar cuando, de repente, la amenazadora culata de un cuerno de chivo la detiene. Se vuelve a abrir. Tres mujeres con un tono de violencia y salvajismo aterrador entran con las ametralladoras en las manos. Pregunto alarmado: “Perdón… ¿pasa algo en el hotel?”.
La menos hosca va a contestar cuando la primera, viéndome con una mirada fría de serpiente, casi escupe: “Nada. ¡Y tú, cállate, pendeja!”.
Leo en la espalda de los oscuros uniformes “Policía Federal”.
En el lobby hay una típica reunión de vendedoras de belleza. Su agudo parloteo va disminuyendo según las tres policías atraviesan el grupo. Al terminar de cruzar, solamente hay un silencio enorme.


Mientras algunos se cambian, les pregunto por primera vez:
“¿Qué está pasando?”.
Se miran unos a otros. Dan las muy diferentes versiones: las bandas quieren distribuidores de menudeo. Primero enganchan chavitos de 12 años, les meten cosas, les enseñan a asesinar –por eso graban los asesinatos de las mujeres, para probar que lo hicieron y que son muy hombres–, y luego ya los usan como quieren; si no, no les dan la droga. Y ellos se siguen matando gente por su lado.
“¿Supo usted de una fiesta donde mataron a 17 batos, no? Pues agarraron a uno de los sicarios, que tiene 17 años, y le preguntaron por qué lo habían hecho. ‘Es que teníamos que amonestar a uno de los que estaban ahí porque no había pagado la cuota’. ‘¿Y los otros?’.
“‘Bueno… pues ya estábamos ahí… de una vez, ¿no?’”
Una de las muchachas mira por la ventana. Susurra: “El diablo está suelto”.


Antes de empezar el segundo día del taller les expreso: “Quiero decirles que estoy muy orgulloso y me siento muy honrado de haber venido a trabajar con ustedes. En las circunstancias en las que está la ciudad, que un grupo de jóvenes quiera seguir evolucionando como actores y actrices, lograr un espectáculo digno, seguir trabajando arduamente sin saber todavía si formarán parte de la obra o no, es muy admirable. Los felicito”.
Se miran tímidos y sonriendo.
Al terminar me despido con un abrazo a cada uno. Uno de ellos, el de la camiseta (omito el nombre a propósito), me la entrega lavada y planchada.
–¿Quiere que le regale mi camiseta de que yo amo a Juárez?
–No, gracias –respondo–, quiero que la uses todos los días…
De repente sus ojos adolescentes se llenan de furia.–Yo nací aquí, maestro. ¿Por qué esos cabrones me van a robar mi ciudad? ¿Por qué me la van a robar?

23 marzo 2010

Miguel Ángel Granados Chapa: Tirar al bulto

Estrategia: tirar al bulto
Por: MIGUEL ÁNGEL GRANADOS CHAPA
PLAZA PÚBLICA
Un general con mando de tropas explicó así a un importante político norteño la estrategia del Ejército contra los narcotraficantes: "Salimos a las calles y donde los encontramos, los matamos". Tal simpleza explica la cantidad de bajas que causan las intervenciones militares. Suele haber más muertos que detenidos. Pero entre las víctimas no sólo hay delincuentes sino también personas ajenas a la batalla que con tan elemental lógica despliega la fuerza militar.

El comunicado de la Secretaría de Gobernación (¿por qué no de la Defensa?, ¿ por qué no de Seguridad pública?, ¿por qué no de la PGR?, ¿por qué de Bucareli, que carece de competencia en esa materia?) describe el trayecto de los efectivos castrenses que participaron en la balacera en que resultaron muertos dos estudiantes de posgrado de ingeniería del Tecnológico de Monterrey:

"El cuartel general de la 7ª. zona militar recibió una denuncia ciudadana alertando que en el bar Valentona se encontraban individuos armados. De inmediato el personal militar se trasladó a dicho lugar". ¿Así nada más, sin recabar información adicional que corroborara la denuncia anónima? ¿Sin coordinar la acción con autoridades locales, sin siquiera notificarles ya no que se dirigían al lugar sino del motivo del hecho, la denuncia del grupo armado presente en esa cantina? ¿Sin considerar los riesgos de una trampa?

Cuando el personal militar iba en camino, "una camioneta se emparejó y, al realizar una maniobra peligrosa, fue seguida por la unidad militar". Tal desvío de su destino previsto, ¿significó que el grupo armado en la Valentona permaneciera allí o se marchara sin problema? ¿Eran los mismos los integrantes de dicho grupo y los que distrajeron la atención de los militares que en vez de seguir hacia donde el telefonema los llamaba siguieron a un vehículo por hacer "una maniobra peligrosa?

Trocar su rumbo fue erróneo, significó caer en la probable trampa tendida a los militares pues "momentos después, ya sobre la avenida Eugenio Garza Sada, la camioneta comenzó a abrir fuego", ante lo cual "los efectivos militares repelieron la agresión en las inmediaciones del Tec de Monterrey". De pronto, "el vehículo de los agresores se detuvo, parte de los delincuentes huyeron rumbo a la entrada de esa institución educativa y los restantes al crucero de las avenidas Garza Sada sur y Luis Elizondo, donde varios de ellos fueron recogidos por una patrulla tipo pick-up, aparentemente de la Policía local, ¿la cual se dio a la fuga?

Al día siguiente el gobernador Rodrigo Medina admitió que agentes estatales y municipales han sido cooptados por la delincuencia, y el domingo informó que 81 miembros de esas corporaciones fueron dados de baja, pero al parecer sólo cuatro fueron consignados al Ministerio Público. El motivo del cese y la consignación fue la participación de los involucrados en los bloqueos de calles con vehículos robados, que impidieron la circulación de personal militar y generaron caos vial en la capital de Nuevo León. Pero nada se dice del auxilio presuntamente prestado a los atacantes de la unidad militar que iba a la Valentona.

"Simultáneamente a esos hechos -continúa Gobernación- arribaron más camionetas con agresores que comenzaron a atacar desde diversos puntos con granadas y armas de fuego al personal militar. Esta situación propició que los efectivos militares buscaran nuevos lugares de protección y desde donde contraatacar a los agresores, en tanto llegaran refuerzos al lugar de los hechos...Una vez controlada la situación arribó al lugar del enfrentamiento el AMPFC (Agente del Ministerio Público Federal), personal de peritos en balística, y del Semefo (Servicio Médico Forense) para recabar evidencias, levantar los cuerpos y dar fe de los hechos".

¿Levantar los cuerpos? ¿Cuáles cuerpos? En las líneas anteriores, ni en las posteriores se describe los resultados de la escaramuza. En la explicación oficial no hay un solo dato sobre el momento y la forma en que cayeron Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo. Se informa, en cambio, que "durante el enfrentamiento resultó herido un elemento militar, mismo que fue trasladado de inmediato para su atención médica, encontrándose estable".

Ni Gobernación, ni la Defensa, ni el Gobierno Estatal o el Municipal se refieren en momento alguno a la tercera víctima del enfrentamiento en que murieron los graduados del Tec. Se trata de una señora que viajaba con su marido en un automóvil donde llevaban un pastel a casa, tal vez a una celebración que ya no pudo ocurrir. "El hombre narró que fue imposible evadir el tiroteo" (Reforma, 21 de marzo).

Los Pinos expidió un comunicado donde se presentan las condolencias presidenciales por la muerte de los jóvenes Mercado Alonso y Arredondo Verdugo. Además de la muerte, las víctimas habían sido presentadas como sicarios, en una calificación de la que nadie quiere hacerse responsable. La Sedena informó el propio día 19 que en los hechos habían perecido dos personas cuya identidad se desconocía. El procurador Alejandro Garza Garza dijo que se limitó a reiterar que no se había identificado a las víctimas. Y sin embargo, los jóvenes sacrificados llevaban consigo sus credenciales del Tecnológico. Ante los informes oficiales, la propia institución aseguró el viernes por la noche que nadie perteneciente a la misma había estado involucrado en la acción.

Menos mal que a la señora muerta, la tercera víctima, no la inmiscuyeron en el narcotráfico.

12 marzo 2010

José Cárdenas: Luzbel y Maciel

Tenía encanto para seducir y furia para atormentar

“¿Qué quieres que te diga de Marcial Maciel?, era un personaje extraordinario; con vicios privados y virtudes públicas; era de una dimensión genial, en el sentido etimológico; una persona extraordinaria; fuente inagotable de talento y energía. Haría falta Dostoievski para narrar su biografía”. Así abrió una entrevista el historiador Jean Meyer. Escribo el resto.

Maciel tenía encanto para seducir y furia para atormentar; encarnaba al cielo y al infierno. Tenía una personalidad esquizofrénica; doctor Jekyll y mister Hyde. Era dos arcángeles: la luz de Miguel y la oscuridad de Luzbel.

Arturo Jurado, Juan José Vaca y José Barba, (víctimas en el nombre del padre) cuentan que luego de fornicar como demonio, oficiaba misa como un santo. Recuerdan que sólo verlo invitaba a creer en él y en Dios. En ese orden.

Maciel, venerado fundador de la Legión de Cristo y el Movimiento Regnum Christi, ingresó al seminario de Montezuma, Nuevo México (que salvó al sacerdocio mexicano en tiempos aciagos); pronto lo expulsaron por sodomita. Se cubrió con la sotana del tío, Rafael Guízar y Valencia, obispo de Veracruz; el prelado lo corrió por sus fechorías.

El intrépido Maciel consiguió el auspicio del papa Pío XII; creó una congregación de derecha para contrapesar a la izquierda jesuita. Eugenio Pacelli conoció las primeras denuncias contra Maciel; lo retuvo tres años en Roma; le prohibió viajar a México; la iglesia impidió investigación alguna; los ofendidos no se atrevieron a hablar, ni el Poder Judicial a sentenciar. Se fraguó una farsa bien disfrazada.

“Juan XXIII rehabilita a Maciel, quien regresa a México como miembro del alto clero católico, con impunidad extraordinaria” —apunta Jean Meyer. Es inusitado en la historia de la Iglesia que alguien haya engañado a tantos, comenzando con los cinco antecesores del papa Benedicto.

Marcial Maciel es un caso extraordinario; aún muerto, significa otro fracaso. Suma su historia a los escándalos por abusos sexuales de 5 mil sacerdotes católicos en Estados Unidos, Irlanda y Alemania; aberraciones que han costado a la iglesia 2 mil millones de dólares en compensaciones.

¿La Santa Sede protegió a Maciel? En 1982, la congregación de Maciel, aportó una suma sustancial para salvar al Vaticano, principal accionista del Banco Ambrosiano, quebrado por la mafia. Se estima que la Legión de Cristo vale 28 mil millones de dólares, producto del binomio educativo e inmobiliario, en 22 naciones. Maciel era intocable.

Joseph Ratzinger se toma el asunto como una batalla personal. A medida que profundizan las investigaciones, emerge el daño que Maciel ha causado a la Iglesia Católica con sus atrocidades. Las opulentas arcas vaticanas están en riesgo; entre compensaciones y decepciones, merman los caudales.

Las vidas ejemplares de los Santos Varones son opacadas por este personaje siniestro, cuya biografía nada tuvo de varonía y sí de sodomía.

Muchos embaucados, ricos y pobres, todos piadosos, rezan por Maciel… piden a Dios que su alma criminal arda en el infierno.

josecardenas@me.com

10 febrero 2010

Política Ficción: Videos del PAN en Coahuila

Video Original



Video Clonado



Lo mejor de todo es que en las noticias dieron como "original" la versión clonada.

08 febrero 2010

Rafael Loret de Mola: Valores Confundidos, Coberturas viciadas, asesinos camuflados...

No podía ser de otra manera. Febrero inició con una nueva escalada de violencia que exhibe, sin duda, una nueva escenografía del terror en ominosa imitación a los enajenados estadounidenses que balean, sin ton ni son, a sus propios compañeros en las universidades únicamente para llamar la atención sobre sus propias sicopatías. En Ciudad Juárez un comando asesina a 15 personas durante una fiesta de preparatorianos; en Torreón, en la misma jornada, otro escuadrón de la muerte se lleva por delante a 10 parroquianos de un bar. Y en la misma jornada.

Días atrás, el ruidoso caso del futbolista Salvador Cabañas, quien fue víctima de un extraño incidente en un antro de la Ciudad de México, pasadas las cinco de la madrugada, convocó las mayores coberturas como si la celebridad de un solo individuo opacara el aparente anonimato de cientos de víctimas a lo largo de la geografía mexicana. Peor fue cuando una baladista, hija de la gran Silvia Pinal, luego de operarse los glúteos se convirtió en el centro de atención de los mexicanos que apenas reparaban en el creciente número de ejecutados y asaltados, además de violaciones y otras afrentas con el sello de la sexualidad pervertida, esto es cuando una condición natural se convierte en pretexto para detonar conductas abiertamente contrarias a la civilidad.

Preocupa, sin duda, la permanente distorsión de valores y el efecto que ello causa sobre una sociedad mediatizada, pero no correctamente informada. Como se trata, en no pocos casos, de atemperar las cifras de la violencia, es preferible concentrar la atención general en algunos casos que no son los más significativos en cuanto a la oleada criminal aun cuando exhiben la vulnerabilidad del colectivo, y de los famosos, que acaso se atraviesan al paso de la prepotencia materializada en quienes se sienten inalcanzables y, por ende, intocables. Ésta es, sin duda alguna, la peor mafia de todas y el mayor de los flagelos sociales. Se mide, acaso, por el número de guaruras que usan. Una perspectiva, francamente, desoladora.

Algunos colegas, especializados en el rubro deportivo, me han manifestado recientemente su preocupación acerca de que lo sucedido al americanista Cabañas, eje igualmente de la selección paraguaya que puso sobre las cuerdas a los siempre presumidos gauchos con todo y su “dios” Maradona, pudiera ser revelador de hasta donde llegan los intereses financieros entra las mafias... futbolísticas, convertido este deporte en un auténtico almacén de altos especuladores que quieren hincarles los dientes a los botines multimillonarios de mundiales y eventos continentales.

Cuando uno se entera, por ejemplo, que el Real Madrid, en España, desembolsó trescientos millones de euros en la renovación de su plantilla –incluyendo el traspaso del carísimo Cristiano Ronaldo por cuya firma se invirtieron ciento treinta millones de la misma moneda, más de dos mil millones de pesos-, el asunto deja de ser anecdótico y converge necesariamente, al caudaloso canal de las inversiones de altos vuelos, contaminadas tantas veces por la infiltración de las bandas más lacerantes. ¿No es igualmente ilustrativo cuanto corre por los corrillos del Mundial cuando éste torneo, bien lo sabemos, se ha convertido en festín millonario para un selecto grupo que saben explotar la devoción, ya no la afición, de los públicos enfebrecidos por todo el planeta. ¿Para esto sirve la globalización?

No es correcto aventurar hipótesis cuando la vida de un hombre está en juego. No obstante, la emergencia obliga a plantear soluciones y se antoja indispensable para ello la información precisa, libre de las diatribas que generan compromisos insondables, acerca de los hilos conductores criminales en una etapa, insisto, en el que se han perdido valores, rastros y huellas en aras de las complicidades soterradas. No vaya a ser que, de tanto repetirse las desviaciones judiciales, se conviertan en costumbre, es decir como parte de las cortinas de humo que ocultan las verdaderas vertientes.

Los cronistas deportivos, por supuesto, justifican su parquedad aduciendo que lo de ellos es, nada más, cubrir las justas y sus efectos sobre la gran masa. No los asuntos policíacos. No obstante, igualmente tienen la obligación de aportar cuanto saben respecto a los enlaces superiores, en las cúpulas empresariales, que determinan la marcha de los deportes masivos, con el fútbol encabezándolos y el consiguiente beneplácito de anunciantes y consorcios informativos que sudan las manos –dicen- para socorrer a los inválidos pero gastan diez o cien veces más, lo que sea, para invertir en el torneo mundialista como si en ello se les fuera el honor. (México, por cierto, tenía fama de ser la única nación en la que dos cadenas televisivas se esmeraban por difundir todos los encuentros futboleros del Mundial; ahora la televisión de paga y los eventos con tarifas especiales, dominadas por el duopolio que concentra la televisión privada, obliga a estrechar ciertas coberturas).

Lo dicho: en materia de valores distorsionados, México también aspira al podio.
Debate
Resulta odioso que, ante tal panorama –y otros más-, los panegiristas de la continuidad sigan insistiendo que, en todo caso, el pasado inmediato es peor para zanjar así, más bien tímidamente, el diferendo sobre la recuperación del PRI justificando con ello las alianzas controvertidas con la izquierda perredista que no cesa en su empeño de mantener la ambigüedad de ser parte de un gobierno, en el Legislativo, al que no reconocen legitimidad alguna por la usurpación del Ejecutivo federal.

Desde luego, no habíamos llegado a este nivel de depredación social y política, también moral, que se revela, cada día, en plena batahola de reacomodamientos en los escenarios de la vida institucional. Por allí se filtra, entre otras cosas, que algunas capturas próximas han sido previamente concertadas con los integrantes superiores de las mafias del narcotráfico. Sobre el particular, y como consecuencia de nuestro señalamiento de que no se ha tocado al “cártel de Sinaloa” a lo largo de la administración calderonista, una fuente cercana a los vertederos de Los Pinos, me aseguró:

--Apúntalo: en marzo caerá “el chapo” (Guzmán Loera). Ya está arreglado.
La cuestión entonces recalaría en una interrogante lógica: ¿A qué costo? Máxime en un año, 2010, que resultará clave para la carrera por la sucesión presidencial en 2012, sobre todo en cuanto toca a la ocupación de los vacíos de poder y el consiguiente desplazamiento de algunos grupos, de adentro del gobierno, por la ausencia de liderazgos con capacidad para remontar la cuesta de las descalificaciones públicas.

Lo anterior confirmaría, igualmente, que el régimen en curso sigue planteándose la posibilidad de negociar con los cárteles y los capos alguna “salida” a la crisis de las vendettas mutuas que han paralizado a medio país. Un arma en poder del sector público es la posibilidad de legalizar el consumo de estupefacientes para abatir precios y distender los combates contra los traficantes. Ello conllevaría el enorme riesgo de que, al principio, se extendiera el vicio al salir las drogas de la clandestinidad, aunque no sé si hubiera mucha diferencia con la forma en la que los distribuidores operan ahora: negar las facilidades con las que, por ejemplo, se ofrecen psicotrópicos en los bares de las ciudades mexicanas, a jóvenes y adultos por igual, sería tanto como elevar las cortinas de la tolerancia ignominiosa. ¡Y no digamos en la frontera norte!

Mientras tanto, los estigmas siguen surcando el rostro de una nación atenaceada.